28 mar 2013

....Tiempo...

 


Cuando entrelazas una mano y no sabes si empieza o termina el misterio. Cuando sientes que las farolas se deshacen a tu paso y dejan el suelo lleno de estrellas, que no tienen tan alta pretensión de guiarte, que tan sólo te acompañan. Cuando sabes que un susurro es el comienzo y es, al mismo tiempo, la muerte de aquel destino tan claro en el que tú solo te cogías de la mano. Cuando dejas a cada palabra, retazos de una misma figura en el papel, y parecen desde lejos estelas de deseos en un cielo negro. Cuando te enredas en las escaleras de un 2ºB y miras hacia arriba, y son de pronto de caracol las líneas rectas, y tu gorro de rayas parece un cucurucho, y tu sapo, una preciosa rana. Y un beso son unos puntos suspensivos en el corazón. Y tiemblan tus pestañas y por ellas vuelan el aire de su boca y el silencio del fuego que da lumbre, que da fe en todo esto. Lento, lentos. Como lentas las yemas por el cuerpo, como lentas las noches en que se cuelgan de la Luna las tristezas, las ausencias, los ausentes y la aplastan y la menguan hasta hacerla desaparecer. Como lentas son las gotas de vapor que se juntan en la cortina del baño y deciden caer, cogidas unas a otras, para volver a levantar y meterse por tu nariz, y hacerte respirar. Despertar.
Cuando el sol te invita a frenar la carrera y unos brazos te cuentan que son de primavera, y tú les crees. Y unos ojos, que son dos raíces arrancadas de algún astro, te pegan un latigazo por la espalda, tumbándote en suelo. Convirtiendo así el Retiro en un montón de horas que juegan y corren desnudas de temores. Y se tocan y se miran y se retuercen las manillas unas a otras sin importarles el tiempo...



[ Tiempo. La mala de la película. ]

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